sábado, diciembre 31, 2005

Pablo Neruda

Una buena receta, para terminar el año. Feliz 2006.

ODA AL CALDILLO DE CONGRIO

EN el mar tormentoso de Chile vive el rosado congrio, gigante anguila de nevada carne. Y en las ollas chilenas, en la costa, nació el caldillo grávido y suculento, provechoso. Lleven a la cocina el congrio desollado, su piel manchada cede como un guante y al descubierto queda entonces el racimo del mar, el congrio tierno reluce ya desnudo, preparado para nuestro apetito. Ahora recoges ajos, acaricia primero ese marfil precioso, huele su fragancia iracunda, entonces deja el ajo picado caer con la cebolla y el tomate hasta que la cebolla tenga color de oro. Mientras tanto se cuecen con el vapor los regios camarones marinos y cuando ya llegaron a su punto, cuando cuajó el sabor en una salsa formada por el jugo del océano y por el agua clara que desprendió la luz de la cebolla, entonces que entre el congrio y se sumerja en gloria, que en la olla se aceite, se contraiga y se impregne. Ya sólo es necesario dejar en el manjar caer la crema como una rosa espesa, y al fuego lentamente entregar el tesoro hasta que en el caldillo se calienten las esencias de Chile, y a la mesa lleguen recién casados los sabores del mar y de la tierra para que en ese plato tú conozcas el cielo.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Buen poema, Bernardo, me dan ganas de comerme la tierra y el mar. de la calle.

9:49 a. m.

 
Blogger Bernardo Bersabé said...

Como no, Carlos, aunque en estas fechas -al menos yo, tu no tienes ese tipo de problema- habremos de vigilar las cantidades de "emoción" que nos comemos. No sabía que entrabas por aqui, pero me da gusto verte. Nos volvemos a ver el dia 12. Un abrazo.

10:30 a. m.

 

Publicar un comentario

<< Home