domingo, noviembre 19, 2006

MORADA

Morada para recoger un cuerpo,
residencia para olvidar
las huellas de otros pasos en la tierra,
cobijo en la ciudad amordazada.
¿Es mi casa esa techumbre
donde acumulo libros sin leer,
es ese tabique
que sobresale como un hueso roto,
es el marco de la ventana
que tantas estrellas fugaces
habrá visto desfilar en las noches?
¿O es acaso esta otra,
vestida de noche, rumbo al día,
ella, puro cimiento,
queriendo ser hogar y no fantasma?
No entiende la casa
esta afonía en las noches,
su acústica de pasillo desierto;
abren la puerta y la nostalgia pasa
como un potrillo perdido en el monte.
¿Dónde están sus habitantes? –pregunta-
¿dónde las dudas que encienden sus causas?
Casa dormida,
el silencio envejece en tus tabiques.
¿Quién vive aquí?
¿Quién te ronda en esta casa vacía?
Aquí la luz se convierte en madera.
¿Y las almas, dónde están?
Llegarán un día,
calladas como árboles,
y tanto silencio será esplendor;
los sonidos cotidianos
-los que hoy empujan tu boca-
vendrán a habitarla.
¿Y si, para entonces,
la tarde cae en trance
y, a la hora del ocaso,
el eco de tu voz
se va a dormir discretamente?

1 Comments:

Blogger Dotel said...

...y la nostalgia pasa como un potrillo perdido en el monte.

me gusta mucho Bernardo.

6:53 p. m.

 

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