miércoles, noviembre 02, 2005

Humilde Idioma

A Chantal Maillard “...decir de más una cosa es tan de inhábilescomo no decirla del todo” J. L. Borges

Palabras blandas,

alteráis con vuestra niebla

el silencio valeroso.

Palabras de aparente sabiduría,

iluminadas con timidez

por un fulgor breve.

Palabras rumor

-la alta voz de los presos-

plegada bandera transparente.

Palabras cáncer terminal,

sobrevivís cauterizadas

por el fuego del rigor.

Palabras literatura

-arte enmudecido-

encerradas en vuestra propia virtud.

Palabras filtro,

diccionarios cadavéricos

de la metáfora.

Palabras altivas:

único, zanjado, perfecto...

implorando sabidurías solemnes.

Palabras piedra

-la vanidad del estilo-

inmóviles en una cordillera.

Palabras limón,

en cuyas rugosidades

se esconde la verdad.

Palabras lectura en silencio,

síntoma venturoso

de discreción tácita.

Palabras destinadas al fracaso

-intolerancia, maldad, soldado-

harina de áspero trigo.

Palabras políticas,

que escondéis dulcemente

vuestras garras de ladrón.

Palabras flor de plástico,

tan útiles e inalterables,

tan reflejo del mundo de hoy.

“Palabras de amor”,

tantas veces ocultas

tras las cancelas del usufructo.

Palabras paz,

combatís desnudas, en el fortín

de la libertad desterrada.

Palabras libres

que no sois sonido,

sino experiencia.

Palabras esenciales,

cabríais todas en una

barra de incienso.

Palabras que sois arte

y sois también vida,

pertenecéis a un mundo

-subordinado de la excelencia-

que profetiza vuestra muerte

y, absorto en su cortejo provechoso,

trata de enamoraros olvidando

el delicado valor de lo imperfecto.

© Bernardo Bersabé

Madrid, 28 de octubre de 2005