miércoles, febrero 22, 2006

Vicente Huidobro

Una vez concebida la idea de mi poema, la primera pregunta que me hice fue sobre el metro en que debía desarrollarlo. Sin vacilar pensé en el verso libre, porque si hay un tema que exija esta nueva forma, ese tema es el mío, por su misma primitividad de vida libre. Por otra parte, yo hubiera deseado hacer muy grande, muy fuerte la creación del poema, y ese mismo deseo de grandeza me pedía mayor libertad, absoluta amplitud.

Los retóricos españoles confunden el verso libre con el verso blanco. El primero es una mezcla de ritmos armoniosa en su conjunto y de versos perfectamente rimados en consonante o asonante (o en ambas rimas), y el segundo es siempre de igual número de sílabas y sin rima.

El poeta antiguo atendía al ritmo de cada verso en particular, el verso-librista atiende a la armonía total de la estrofa. Es una orquestación más amplia, sin compás machacante de organillo. A las protestas de los retóricos adocenados diremos que cada uno de los metros clásicos oficiales y patentados, significó, también, en un tiempo, la conquista de una nueva forma, de una nueva libertad. Y a los que no perciben la armonía del verso libre les diremos que reeduquen bien su oído, su pésimo oído, puesto que soportan con gusto largas tiradas de versos iguales que a veces durante media hora están apaleando el oído o cada cierto número fijo de sílabas.

También les diremos que recuerden que cuando Boscán llevó a España el endecasílabo italiano fue rudamente atacado y que nadie percibía entonces el ritmo del verso que pocos años después sería el favorito de la alta poesía clásica castellana.

Todo evoluciona; confiemos también nosotros en la evolución de los malos oídos, confiemos en que algún día percibirán todos el maravilloso ritmo interior.

La idea es la que debe crear el ritmo y no el ritmo a la idea, como en casi todos los poetas antiguos.

martes, febrero 07, 2006

Emilio Lledó

Dudar es, sobre todo, dejar que la instantaneidad de la información se sumerja en un tiempo más largo donde la respuesta se estira pausadamente, y se instala en una temporalidad no urgida por respuesta automática alguna, sino desplegada en el paisaje de la posibilidad.
Esta duda es precisamente un valioso remedio ante las presiones de la instantaneidad.

Francisco Ayala

Rara vez las explicaciones del artista acerca de su arte resultan de verdad aclaratorias para los demás. En ese hecho, siempre repetido, se ha querido ver una comprobación de la tesis que proclama inconsciente el genio creador; frente a sus frutos, el individuo que le sirve de soporte se hallaría, después del rapto, en el mismo estado de atónito desconcierto que el más ajeno de los espectadores; de ahí su inhabilidad para dar cuenta cabal de su propia obra.

miércoles, febrero 01, 2006

Federico García Lorca

El poeta debe llevar un plano de los sitios que va a recorrer y debe estar seguro frente a las mil bellezas y las mil fealdades disfrazadas de belleza que han de pasar delante de sus ojos.